6 consejos para leer la biblia con nuestros hijos. Parte 2
3. Sé realista
Se lo digo como alguien que una vez trató de enseñar hebreo a mis hijos hiperactivos de cinco y seis años, y créanme: sé que es una locura tener expectativas poco realistas. Eso duró cerca de cuatro días. Y ese es el tiempo aproximado que duran también muchos de nuestros planes de lectura bíblica. Nos ponemos como meta alcanzar el Everest y ni siquiera llegamos al campamento base.
Me tomó muchos años entender las limitaciones en la mente de mis hijos cuando se trataba de lograr mis ambiciones espirituales para ellos. Sin embargo, cuando mis hijos ya tenían alrededor de los diez u once años, reduje mis metas de manera drástica, y entonces esto comenzó a tener éxito. Leemos menos, pero aprendemos más.
4. Sé sistemático
Cuando era joven, si abría mi biblia, lo hacía de vez en cuando y solo leía algunos versos por aquí y por allá. Esto traía como resultado un conocimiento bíblico fragmentado sin un sentido de una historia en su totalidad, y sin un sentido de conexión entre los pasajes, los capítulos, los libros o los testamentos.
Cuando leamos la biblia con nuestros hijos, hagámoslo de manera sistemática leyendo juntos todo un libro de la biblia conforme pasan los días. Hacerlo así les enseñará a lidiar con pasajes más difíciles, los expondrá a todo el consejo divino, y establecerán conexiones dentro de los libros, entre los libros y entre los testamentos.
5. Haz buenas preguntas.
Hacer preguntas a nuestros hijos sobre lo que leen aumenta su concentración, afianza el contenido, y los ayuda a aplicarlo a su vida. Cuando los hijos son jóvenes, el enfoque debe estar en el contenido utilizando preguntas comunes tales como qué, dónde, cuándo, y quién. Esto tiene como propósito construir un almacén de conocimiento bíblico. A medida que nuestros hijos crecen, podemos hacerles preguntas que se enfoquen más en el significado y las implicancias de los pasajes.
Dos preguntas que he tratado de seguir preguntando a mis hijos son: "¿Qué nos enseña esto acerca de Dios?" y "¿Qué nos enseña esto acerca de la salvación?". De nuevo, espero que por repetición estas preguntas se vuelvan parte de la estructura de sus procesos de pensamiento. Otra pregunta en general podría incluir la siguiente: "¿Qué nos enseña esto sobre el pecado... el mundo... la vida cristiana... la misión y el evangelismo?" y demás cosas.
También debemos invitar a nuestros hijos a preguntar, aun cuando a veces hagan preguntas tontas o, tal vez, incluso nos dejen con la boca abierta de vez en cuando. No debemos hacer nada que reprima sus interrogantes e incluso si nos damos de narices, decimos sencillamente: "No lo sé, pero lo voy a averiguar". Luego, lees el comentario de una buena biblia de estudio como el de Mathew Henry, pero asegúrate de regresar con una respuesta.
6. Pide ayuda a Dios.
Cuando oramos antes de leer la biblia, le estamos demostrando a nuestros hijos que necesitamos ayuda de lo alto si vamos a obtener un beneficio de nuestra lectura. Mostramos nuestra dependencia de Dios cuando le pedimos que nos ilumine para entender su Palabra. Después de leer juntos, ¿por qué no ayudar a nuestros hijos a transformar lo que hemos leído en oración? ¿Qué parte de este pasaje lo podemos transformar en una alabanza, confesión, acción de gracias o una petición?
El propósito de todo esto es establecer patrones y hábitos que al final traerán como resultado que lean la biblia por ellos mismos obteniendo un beneficio y satisfacción.
“Part of the Article *6 Tips for Reading the Bible with your Kids* by *David Murray*, © *September 25, 2017*. Used by permission of Crossway, a publishing ministry of Good News Publishers, Wheaton, IL 60187, www.crossway.org.”